martes, 24 de septiembre de 2013

Reconstrucción-Antonio Orejudo



LEGO NARRATIVO

Reconstrucción, novela de Antonio Orejudo, es, para mi gusto, una de las mejores novelas españolas escritas en el primer decenio de los años 2000.

Ambientada en la Europa del XVI, mal llamada “novela histórica” por algún sector de la crítica, ya que en cuanto a reflexión metaliteraria y constructo artificioso alcanza mucho más lejos de esa etiqueta, llegando a un cierto tipo, incluso, de autoficción. La primera parte del texto muestra un ambiente medieval con personajes ad hoc… pero las siguientes partes se tornan más detectivescas, tratando la narración de encontrar al autor de un libro publicado bajo las siglas MSV, que serán las del aragonés Miguel Servet de Villanueva. Debido a este libro, prohibido en esos momentos, la novela de Orejudo cede protagonismo a lo histórico y, mediante un recurso dialogado, nos cuenta parte de la vida de Servet hasta que fue condenado por Calvino a morir quemado en la hoguera por hereje, tras un polémico proceso eclesiástico.

En Orejudo, nos encontramos con una preocupación por la novela y por los mecanismos y resortes a la hora de narrar. No en vano, Orejudo es filólogo. La literatura se convierte así en materia de creación y de estudio. Por ello, resulta tan fascinante la estructura de Reconstrucción. El peso de la reflexión literaria lo atraviesa todo, y en cualquier lugar de la novela nos asalta una carga que invita a volverse sobre la literatura. Un buen ejemplo son los títulos de los capítulos: Conversación, que hace referencia a la oralidad que obsesiona a Orejudo; Tipos, referente a los tipos de imprenta con los que se construyen los textos; Teoría, expone toda una reflexión sobre la autoría; Expediente, aborda los recursos de narraciones en el interior  de otras narraciones; Reconstrucción o la función de la ficción literaria y la forma de generar historias… Así es la novela, repleta de claves por todas partes, y con la, reconocida por el autor, alusión en el titulo a Derrida, por supuesto, todo un estudio sobre la forma de contar, de narrar, de literaturizar.

Así, la obra se trata de una reflexión acerca de las funciones de la literatura. ¿Cuántas novelas hay en las novelas de Orejudo? En sus textos encontramos un híbrido, una mezcla de géneros, salpicados de la herencia cervantina: novelas insertadas en la trama principal. Al existir tantos relatos, muchos de ellos se colocan en líneas detectivescas, eróticas, humorísticas, picarescos, de aventuras…  Con Reconstrucción, es como si el lector fuera inventado a montar, varias veces y de diferentes maneras, un monumental lego literario.

Curiosamente, y después de sendos premios a sus novelas anteriores, de forma significativa, Reconstrucción no obtuvo ningún galardón. Eso puede dar que pensar acerca de lo que se nos plantea y la forma en que se nos plantea en la obra, quizás la más literaria y compleja de su autor y, por ello, alejada de los premios y, tal vez, la más desconocida y poco apreciada de sus novelas. ¿Por qué? En primer lugar, podría sorprender -de no conocer el espíritu de Orejudo y su carácter innovador- que el autor se oponga en diferentes entrevistas a que Reconstrucción sea encasillada como una novela histórica. Mantiene que no habla de historia pasada, sino de su mundo, de ahí se desprenderían la multitud de claves encontradas en ella. Y también repite en algunas declaraciones una afirmación contundente: el que cuenta las cosas en la novela es Antonio Orejudo, no un narrador, con las opiniones y visiones de Antonio Orejudo. Y el motor del texto es la lectura de Castelo contra Calvino, de Zweig, que le fascinó, no por lo que aparecía en primer plano, sino por la descomunal figura de Miguel Servet que atisbaba al fondo.

Con mucha diferencia respecto a las demás obras de Orejudo, Reconstrucción es su obra maestra. Son tan ricos, tan profundos los guiños metaliterarios y ficcionales que la atraviesan, con una estructura tan compleja y redonda que se cierra a la perfección, cuando muy fácil hubiera resultado un cierre en falso, que resulta prodigioso el desfile de personajes y la acumulación de información desperdigada que el lector va recogiendo para recomponer su propio puzzle literario en donde ningún personaje es quien dice ser ni lo que parece ser.

El resultado final es el de una pieza compuesta con un aspecto brillante, de gran aliento y calado, que concluye con grandes reflexiones e incide en los caracteres humanos y personales de la literatura como forma de subsistir en el mundo, pero también aboga por su independencia y entidad como materia inherente a los saberes humanos. Y es definitorio el primer capítulo, el que recrea la herejía de Münster con un desfile de tipos, de personajes, un pulso histórico a la narración en donde se escribe con dobleces y no se nos dice lo que se está contando, sino que se reflexiona sobre la prospección de la literatura en las almas, su poder a la hora de crear historias. Esta es una primera parte deslumbrante por su riqueza, por su ritmo narrativo, por su estructura dialogada y por esa vuelta de tuerca que representa: nos muestra un libro con voluntad de innovar, un texto que de inmediato se diferenciará de lo escrito hasta ahora en un ejercicio de originalidad arriesgada y muy contundente.

Y que no debería pasar desapercibido ante la tristeza del panorama literario actual.

La novela está cuidada en cada mínimo detalle y las piezas solo pueden encajar de una manera, de haberlas colocado de otra manera habrían arruinado el conjunto final. Las historias y los personajes se desdoblan, el multiperspectivismo narrativo, el polinarrador, los sucesos presentados desde diferentes prismas cuánticos, como deconstruidos en un cuadro cubista, para poder volver a ser montados y reconstruidos y así dotar de un sentido literario a la historia del fanatismo religioso europeo del XVI, junto a una galería de personajes con muchísima mayor entidad que los esperpentos que habían poblado las anteriores páginas de las primeras novelas del autor y que, resultando y funcionando en el hecho literario, ni de lejos adquirían el relieve que consiguen en Reconstrucción, donde no se supeditan al mero acto de narrar, contribuyendo con sus construcciones a un texto de relieve que se convierte en una fiesta de la narración. Un lego de la narrativa perfectamente ensamblado.

2 comentarios:

  1. He llegado hasta aquí nada más terminar Reconstrucción. Felicidades por la entrada, por el blog. Por los blogs. Son magníficos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Estimada Mabel, no puedo negar lo mucho que me reconforta encontrarme comentarios elogiosos sobre mis blogs. Hacen que no crea que me encuentro solo escribiendo para nada, y me animan a seguir, Me comprometo a darle más vidilla porque los tengo un poco parados, pero entre una tesis doctoral ya temrinada, conferencias, ponencias, congresos, y la redacción de una nueva novela, llevo un tiempo sin prestarles la atención que merecen. Los voy a reactivar, porque veo que hay gente, como tú, que los valora. Y me alegra que Orejudo y en concreto Reconstrucción, sean de tu agrado. Es uno de los mejores escritores españoles dentro de un panorama desolador. Gracias por dedicar un poco de tu tiempo a comentar.Un saludo y gracias, de nuevo, por los elogios.

      Eliminar